Nunca se es tan viejo para ponerle un nuevo rumbo a tu vida. Cuantas veces hemos dejado que otras personas decidan por nosotros. Cuantas decisiones hemos tomado sin estar cien por ciento convencidos. Cuantas veces te has arrepentido de lo que haz hecho. Muchas de esas frases han rondado nuestras cabezas por algún tiempo o tal vez por mucho tiempo.
Después de analizar profundamente mi trayectoria en la vida, mis decisiones y cuales fueron mis metas en cada etapa, me he dado cuenta que nunca se podría ser tan viejo como para cambiar lo que quieres o quien quieres ser.
Cuando era niño quería salir rápido de la educación primaria, y crecer para dejar de ser la persona que hacia los mandados en la casa. Cuando termine mi educación primaria, quería graduarme como bachiller para poder estudiar en la universidad y ser independiente en otra ciudad. Cuando termine el bachillerato, empece la universidad y quería rápidamente convertirme en profesional, para empezar a trabajar y poder ayudar a mis papas, quería sentir que podía devolver lo que ellos me habían dado.
Empece a trabajar y me di cuenta que muchas de las cosas que pensaba no eran ciertas, y que varias de las decisiones que había tomado no me habían hecho feliz. Para ese entonces ya tenia tal vez 26 años, y aunque disfrutaba de mi trabajo sabia que no era lo que quería para el resto de mi vida. Cada mañana me levantaba pensando si esa era la rutina que iba a tener por los próximos 30 o 40 años. Era difícil pensar que con solo 26 años mi vida ya tenia una ruta que me era casi imposible evadir. No se si era mi mente o la sociedad la que me imponía esa ruta, lo único que se, es que no podía contemplar otro camino.
Hoy tengo 30 años y después de conocer muchos lugares, personas, culturas y de desbloquear mi mente, he tomado la decisión de cambiar mi rumbo. No me refiero a cambiar quien soy como persona o a dejar mi esencia de campesino educado. Me refiero a cambiar lo que quiero hacer y lo que quiero conseguir a través de los años. He decido empezar a construir una nueva ruta con la convicción que esto es realmente lo que quiero hacer, pero con la posibilidad de pensar que tal vez pueda ser algo que simplemente marque mi etapa de los 30 y que represente lo que quise en ese momento. De lo que estoy seguro es que estoy feliz, por que con el tiempo he aprendido a tomar decisiones y afrontar lo que cada una de ellas trae consigo.
Después de analizar profundamente mi trayectoria en la vida, mis decisiones y cuales fueron mis metas en cada etapa, me he dado cuenta que nunca se podría ser tan viejo como para cambiar lo que quieres o quien quieres ser.
Cuando era niño quería salir rápido de la educación primaria, y crecer para dejar de ser la persona que hacia los mandados en la casa. Cuando termine mi educación primaria, quería graduarme como bachiller para poder estudiar en la universidad y ser independiente en otra ciudad. Cuando termine el bachillerato, empece la universidad y quería rápidamente convertirme en profesional, para empezar a trabajar y poder ayudar a mis papas, quería sentir que podía devolver lo que ellos me habían dado.
Empece a trabajar y me di cuenta que muchas de las cosas que pensaba no eran ciertas, y que varias de las decisiones que había tomado no me habían hecho feliz. Para ese entonces ya tenia tal vez 26 años, y aunque disfrutaba de mi trabajo sabia que no era lo que quería para el resto de mi vida. Cada mañana me levantaba pensando si esa era la rutina que iba a tener por los próximos 30 o 40 años. Era difícil pensar que con solo 26 años mi vida ya tenia una ruta que me era casi imposible evadir. No se si era mi mente o la sociedad la que me imponía esa ruta, lo único que se, es que no podía contemplar otro camino.
Hoy tengo 30 años y después de conocer muchos lugares, personas, culturas y de desbloquear mi mente, he tomado la decisión de cambiar mi rumbo. No me refiero a cambiar quien soy como persona o a dejar mi esencia de campesino educado. Me refiero a cambiar lo que quiero hacer y lo que quiero conseguir a través de los años. He decido empezar a construir una nueva ruta con la convicción que esto es realmente lo que quiero hacer, pero con la posibilidad de pensar que tal vez pueda ser algo que simplemente marque mi etapa de los 30 y que represente lo que quise en ese momento. De lo que estoy seguro es que estoy feliz, por que con el tiempo he aprendido a tomar decisiones y afrontar lo que cada una de ellas trae consigo.
Muchas felicitaciones por este primer paso... vas a ser MUY famoso, te lo aseguro!
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